martes, 20 de octubre de 2009


Me fui a trabajar a Acapulco con el alma en un hilo como dicen las abuelitas, mi cuerpo no respondía y yo temía el peor de los panoramas, por fortuna y para descanso de mi conciencia solo fue una jugarreta. Después de meditarlo un poco me he expuesto a situaciones difíciles y a climas variados, era de esperarse que mi cuerpo se manifestara y lo hizo de esta forma


Primero porque a principios de septiembre me metí a grabar el segundo disco de Delicado, eso implica presión, éxtasis, emoción, preocupación y una maraña de emociones e incluso estrés, fueron casi tres semanas de trabajo continuo y oídos abiertos. En este escenario y casi al final de la grabación me enferme de lo más horrible: fiebre, cuerpo cortado, dolor de cabeza y articulaciones. Pensé que con unos días de descanso me aliviaría pero por el contrario fui empeorando más y más hasta que tuve que decidir que era mejor someterme a un tratamiento de antibióticos. Así que la pemproxilina inyectada por cinco días fue la cura, la decisión se debió a que tenía un viaje de trabajo hacia las playas Mazatlán y no podía salir a trabajar en ese estado.


Llego el domingo 27 de septiembre y volé junto con mis dos directores hacia el mar del pacifico. Celebre ahí mi cumpleaños, una vuelta más al sol, demasiadas velas ya en el pastel, por esa razón evite hacer una fiesta masiva. El trabajo fue ligero pero intenso ¿qué más se puede pedir que celebrar tu onomástico trabajando en lo que te gusta y con el mar a un lado? No me puedo quejar: la gente, sus lagrimas, sus manos y su corazón; después la exquisita comida, la playa sola, luego sus músicos caminando sobre la arena con sus trajes norteños y sus instrumentos. Cuando los vi pasar mientras estaba sentada contemplando las olas sentí una sensación de alegría y esperanza, extraña y estremecedora.


Me sumergí en el mar, sola, sola, sola. Era muy juguetón y llego a tumbarme varias veces, fuerte y pesado, jugué con él un buen rato después salí de ahí y volví a sentarme sobre la arena. Tuve la fortuna de llegar en un día en que el sol se negó a salir y dar lo mejor de sí. Di gracias por un año más de ser, de existir, de hacer y deshacer. Después me fui a la alberca del hotel ¡Para mi sola! Sin una sola alma alrededor, disfrutándome y pensando que ese viaje, la gente y todo alrededor significaba algo, la vida me quiere decir algo pero no sabía qué. Lo único malo fue que el aire acondicionado es un mal al cual están acostumbrados los lugareños ¿pero qué carajos es eso de entrar a un refrigerador y después salir a los más de treinta grados? Desde luego que recaí.


A mi regreso todo fue en apabullante picada, me hundí como el Titanic. Termine con el señor Cortisona ¿por qué? Porque no pude con la idea de que después de siete años no tuviéramos planes para nosotros y cada que yo tocaba el tema aquello terminaba en discusión. No pude con sus miedos y sus costumbres, no pude con su falta de determinación y tengo que aceptarlo y enfrentarlo, lo que le dio en la madre fue –una vez más- el dinero, estúpido dinero, no lo es todo pero como sirve, al igual que el amor, a veces no es suficiente con solo amar. Estaba furiosa, me sentía defraudada, humillada, decepcionada y frustrada ¿después de tantos años y ni un plan de vida juntos? No teníamos nada construido, somos unos adultos sin sueños ¿Motivos suficientes para justificar lo que hice? No, de ninguna manera pero ahora creo firmemente que de haber dejado pasar el tiempo estaríamos en las mismas: siendo novios de secundaría y teniendo sexo cada que la mama se va de compras. Muy patético y miserable. Hice lo que hice con la certeza de que con un acto así no habría forma de continuar. Un engaño es una puñalada en el corazón certero y sin esperanza de vida. Mate la relación, no por falta de amor porque no hay persona a quien yo quiera más que a Cortisona, sino porque ya no veía un futuro con él. Ya se lo había dicho –Yo ya no hago planes contigo, vivo el aquí y el ahora y lo que pase después…será lo que tenga que ser-


Remix de emociones, sube y baja, vacio y desolación, enojo y decepción, tristeza y engaño, miedo y más tristeza. Ahora parece obvio
que tuviera un desorden hormonal a causa de mis emociones porque todo se resume en una sencilla palabra: sicosomático


Han pasado 20 días desde que nos separamos y lo extraño, lo que me ha ayudado es que hemos estado distanciados, nos tomamos “vacaciones” en nuestro proyecto, además de que he tenido suficiente trabajo y he salido de la cuidad, lo cual me ha ayudado para distraerme y pensar bien que camino quiero tomar.


Hice un experimento, salí con un tipo en apariencia era interesante, creativo y divertido aunque su voz por teléfono no me fue del todo agradable y en vivo no era lo que yo esperaba. Muy amable, eso sí, de mucha platica. En realidad salí con él solo para entender que era lo que yo quería y descubrí que lo que necesito es abrir mis horizontes y la necesidad de conocer gente apasionada e inteligente pero de ninguna forma tiene que ver con querer comenzar una nueva relación. No tengo cabeza para nadie más, mi corazón late por Cortisona y creo que lo que tengo es eso que llaman “decepción amorosa”


Estoy en una etapa en la que quiero encerrarme, quiero estar sola con mi conciencia, quiero encontrar un camino que me haga feliz, quiero llevar a cabo mis planes aunque ya no esté Cortisona a mi lado. Siete años es mucho tiempo y tengo que aprender a vivir mi vida sin apoyarme en él, tengo que decirle adiós a mis sueños de despertar a su lado y tener una vida juntos, olvidarme de que un día tendríamos dos gatos en casa, una vajilla bonita, una despensa llena, un muro de discos y dvd's, locuras en las paredes, decoración absurda. Tengo que decirle adiós y eso me hace llorar


Tenía que suponer que algo así pasaría con este mensaje que me dío el mar la noche que llegue





sábado, 17 de octubre de 2009

Sangre


¡La sangre, la sangre, la sangre! Así decía mi amiga chilena. Jamás me había dado tanto gusto ver ¡la sangre! -Amiga, no volvamos a pelear, no me vuelvas a jugar una broma tan pesada como esta.

Mamá, ¿por qué no guardas tus comentarios tan atinados e inteligentes para otro día? Hoy no tengo ánimos de reír como idiota

Estúpido gato, ¿no pudiste escoger mejor momento para orinar dentro de mi casa?

Cortisona: Ambos sabemos de los efectos y causas del miedo ¿para qué nos hacemos weyes? Los hijos que nunca tendré jugaran con los niños que tú nunca tendrás.

Las hormigas devoran el pan que me disponía a merendar, aman las harinas refinadas incluso más que yo. Hay que ver el lado bueno, me iré a la cama sin culpa.

viernes, 16 de octubre de 2009

Otoño

Otoño. Me gusta esta estación del año, me parece de lo más romántico (en el buen sentido de la palabra) Hay algo en sus tardes y en su viento que me parece avasallador, tiene tonos sombríos y graves. Han sido tristes los últimos otoños, tengo recuerdos amargos. Fue precisamente un dos de octubre que después de tantos años comencé a escribir, fue catarsis y desahogue de una relación que me llevo a la más fea de las depresiones. Pero la escritura me saco a flote y de entre tanta tristeza me reencontré con la belleza de las palabras y de lo curativas que son para el alma.
Otoño, otoño otra vez me dejo un halo de lagrimas, de opresión en mi corazón, de desencanto y desilusión

No es que me la viva en el infortunio, la alegría solo es un estado de ánimo que al igual que el odio es pasajera, no se está feliz a todas horas todo el día. Es solo que no me gusta que llegue la noche.
Puede pasar el día llena de esperanza, entretenida en mi trabajo, en la gente. Me dejo contagiar por la sonrisa, aventura, energía y amor de los otros, pero no me agrada la sensación que me recorre el cuerpo cada vez que regreso a casa sola porque la noche se vuelve muy pesada y amarga.

Mil pensamientos me llenan de rabia, de angustia y no soporto la idea de volver a lo de hace dos años. Tengo terror de volver a sentir esa mierda en mi vida. No quiero volver a sentir culpa, es lo peor del universo y el tiempo pasa tan lento y tan rápido que cuando me doy cuenta el dolor sigue, sigue, sigue, sigue que parece matar y el año está a punto de acabarse.

El tiempo no cura nada pues no es doctor, es uno y su alma el que hace el trabajo.




jueves, 1 de octubre de 2009

1 de octubre de 2009



Las relaciones humanas son complejas. Mi relación con Cortisona llego a su fin, de una manera sorpresiva pero franca.

Amo, amo a ese hombre, amo sus ojos, amo su sonrisa; las charlas interminables, las caminatas, la música que compartimos, la que hacemos; su presencia y su ausencia; su enojo y su tristeza.

Los que me conocen se han sorprendido de mi confesión: Yo quería vivir con él, quería compartir mi vida y mis sueños, también las tristezas pero a veces las cosas no son como uno quisiera, a veces la vida o el destino tiene otros planes. Nosotros dejamos a un lado nuestra vida de pareja para dedicarnos a construir la vida de nuestra banda. Y la verdad es que no tenemos nada en que apoyarnos.

Resulta trágico que nuestra relación en muchos sentidos parezca de adolescentes. Su visión del futuro no coincide con el mío y la forma en conducir su vida no la comparto.

Me ha rebasado el tiempo, el reloj me pisa los pies y ya no puedo seguir esperando más, mucho menos cuando veo en sus ojos que existe mucha duda y pesar.

Nos amamos pero es muy cierta aquella frase que dice que a veces el amor no es suficiente.

Ya se veía venir, ya la relación estaba enferma y no quería llegar al momento de tener que darle primeros auxilios, ni mucho menos besar a un muerto.

Pero nadie se atrevía a tomar una decisión a dar un paso y yo lo tuve que hacer, no de la mejor manera porque ni siquiera fue planeado. Asumo las consecuencias y sé que podrá llamarme puta, mierda, hija de la chingada y dentro de la tormenta me odiara, despreciara y a mí me dolerá hasta decir basta, sé que abra momentos de intensa oscuridad que no nos permitirá ver las cosas en su justa dimensión y nos hará decir y hacer cosas que nos partirá muy seguramente la madre. Sé que esta noche yo soy la mala, la perra mentirosa y la que termino con todo porque nunca he estado satisfecha con él.

Sólo le pido al universo que un día él me perdone y que su odio se convierta en comprensión. Sólo ruego que sus palabras se vuelvan una realidad y todas las cosas bellas que tiene en su corazón lleguen a buenas manos.