domingo, 22 de noviembre de 2009

De pronto me encuentro sola, sin nadie con quien hablar, con quien llorar, alguien que me escuche, me encuentro sin consuelo, sin algo que aminore mi dolor y que me haga sentir un poquito mejor.

Hace dos noche le dije a MG que ya no quería sufrir, que esa sensación ya la conocía y que no quería volverla a ver. Pero heme aquí llorando una vez más como niñita, con los ojos tan hinchados y un dolor de cabeza casi insoportable; heme aquí con mil preguntas, con mil dudas y con ganas de desgarrar mi piel solo para mermar el daño de mi alma.

Este año he visitado cuatro veces la playa, nunca había hecho esto. Un tío decía que el mar era curativo a nivel físico y hasta emocional. Yo no lo sé, lo que sí sé es que tiene el poder de hipnotizar y hacerte meditar. En todas estas visitas he regresado con dudas sobre mí. Esta ultima vez estuve seis días en el Caribe y el mar me pregunto si hay una razón importante para volver, después de meditarlo un poco (no mucho) me di cuenta que en realidad no hay nada que me detenga o que valga la pena quedarme en casa, en verdad daría igual si regresaba o no. Las únicas dos razones para quedarme en esta ciudad se han quedado sin espíritu y sin pasión. Me dieron ganas de no volver, de tomar mi maleta y buscar un nuevo hogar, lejos de él, lejos de la familia, de los amigos. Empezar algo nuevo y diferente. Buscar un cuarto y un trabajo que me mantenga ocupada, aprender lo que sea, sonreír de mí y sentirme contenta por lo que tengo y por lo que soy. Y este viaje me reflejo que vivo en el engaño, que estoy inconforme y me aferro a hubieras

Hoy comprobé que las cosas no van a cambiar y que efectivamente era mejor quedarse en cualquier otro lado menos aquí. Solo regrese para encarar y enfrentar que lo muerto, muerto esta y no encontrare consuelo ni un poder superior a mí que haga cambiar el rumbo de mi destino.

Perdona por siempre expresar lo que siento y lo que quiero, perdona por no ser más clara y concisa, perdona por no hacer una lista de tareas y un diagrama con un plan maestro, perdona por ser impaciente y caprichosa, perdona por sentir hambre todo el tiempo, perdona por no enseñarte mi cuenta de ahorros, perdona por esperar una sonrisa y una halo de esperanza, perdona todo lo que te hizo enojar, perdóname por querer hacer planes con tu vida, perdona por creer que sería bello por pensar que buscamos lo mismo con la misma pasión y por último perdona por no ser tan fuerte como tú. De verdad perdoname.