lunes, 20 de abril de 2009

"No es evidente que Dios exista"

Podría escribir de mis años yendo a l catecismo, de cómo disfrutaba de leer los pasajes bíblicos

Podría escribir de cómo pase con calificación de excelente mi examen para hacer mi primera comunión; de cómo continúe mis estudios de la biblia, hasta que una luz divina me ilumino, me enseño el verdadero camino, milagrosamente deje la Iglesia y bendito sea el Señor me volví una atea, Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!

Mis padres son católicos, progresistas, anti yanquis pros vegetales, anti conservadores y sabores artificiales. A mí me bautizaron bajo la fe católica, pero siempre respetaron las ideas de todos sus hijos. Ni mi padre, ni mi madre nos sermoneaban con Dios o con la Iglesia, mucho menos nos chantajeaban con discursos como “si te portas mal lastimaras al niño Dios”, como muchos padres suelen hacer a sus hijos.

En casa siempre había mucha gente, parientes llegaban a vivir ahí un tiempo y luego se iban. Papa siempre abrió las puertas de su casa a la familia y también a los amigos. Y cada una de esas personas dejo algún tesoro, por ejemplo: Libros
Había de todo desde historia, física, ingles, biología, libros de esoterismo, magia negra, novela rosa, novelas policiacas, ficción, terror, el libro vaquero, historia de los moros, los árabes, contabilidad y por supuesto la biblia, el viejo y el nuevo testamento, pero también estaban libros de protestantes, evangélicos. ¡Leía cosas como “lo que los jóvenes preguntan” y también “en busca del paraíso” ¡jaja! Curadísimo. Mi mama que siempre estaba en casa jamás me prohibió algún tipo de lectura, todo lo contrario, le agradaba encontrarme leyendo.

Cuando comencé a ir a clases de catecismo me encantaba escuchar las historias fantásticas de cómo Dios creó el mundo en siete días, de los ángeles que bajaron a conocer mujeres y decidieron quedarse a vivir los placeres de la tierra, del diluvio, la ballena que se trago a Jonas, de la mujer de Lot que miro atrás y se convierto en estatua de sal. Al diablo con la palabra de Jesús o de Dios o el espíritu santo. ¡Qué historias tan sanguinarias y llenas de terror! Aun así mi mentalidad de nueve años me hacía creer que “yo tenía un amigo que me amaba y que su nombre era Jesús”, como dice la canción que nos cantaba la monjita que no recuerdo su nombre.

Ocurrieron varios hechos contundentes que me cambiaron. Tenía diez años y mi pasión por la historia de México me llevaron a leer varios y muy interesantes libros sobre la conquista y por lo tanto de las maravillas que hizo la Santa Iglesia en nombre de Dios para “cristianizar” volver al catolicismo” o como quieran y gusten llamar a la barbarie que cometieron contra nuestros antepasados. Dos. Mama comenzó a escuchar programas de radio que conducían mujeres muy inteligentes, libre pensadoras y sexualmente emancipadas. Encontré en casa varios libros de Rius que me hacían reír pero también llorar de tanta mierda que había a mí alrededor y en la cual yo creía. Tres: la más importante de todas ¡Leí la biblia más de la cuenta!
Ah! No fue nada fácil, es duro crecer y darte cuenta que todo es un circo, tener conocimiento y dejar atrás la ignorancia te hace ser diferente. Llegue a la conclusión de que saber más que los demás es abrumador.

Puedo decir que rompí toda relación con Dios y con la Iglesia a los once años. Era mucho pedir que creyera en algo que estaba fuera de todo contexto ¿Cómo me piden creer en el misterio de la Santísima trinidad pero que no crea en duendes o dragones? ¿En verdad te tragas el cuento de que existió una serpiente que engaño a Eva? ¿Pero no que Dios es perfecto y lo sabe todo? ¿Entonces por qué busco a Adán? ¿Por qué no impidió que Eva comiera la manzana? ¿Por qué dejo que su perfecta creación valiera madres? MMM, todo resultaba muy extraño. Si Adán fue el primer hombre y de su costilla salió Eva ¿entonces no tenían ombligo ninguno de los dos? Quiere decir que sus hijos cometieron incesto ¿pero no se supone que eso es pecado? Nada de eso tenía que ver con mis libros de ciencias naturales que nos hablaban del origen de la vida y de la evolución de las especies de Darwin. Poco a poco todo eso me pareció muy sospechoso, demasiado. Además mis ideas sobre el feminismo y la igualdad de género chocaban con las creencias y la doble moral que maneja la Iglesia. Alaban y levantan templos para “la madre de Dios” pero ¿Por qué no existen mujeres ministros, ni obispos ni que decir cardenales y jamás en los muchos, pero muchos años de existir la iglesia ha habido una mujer como máxima autoridad? Ah! “Porque las mujeres nunca seremos puras, ya que traemos el pecado de Eva, el pecado entre las piernas y es nuestra penitencia acatarnos a los que los hombres nos pidan, pues estamos para servirlos”. No, yo no podía creer, ni tener ningún tipo de fe para una religión que se contradice una y otra vez.

Comencé a entender que una cosa era Jesús como hombre, otra cosa era lo que muchos llaman Dios y otra la Iglesia. Entonces mi rechazo y me aborrecimiento hacia esta última comenzaron a crecer. No había nada de divino, ni humildad, ni amor ni en sus actos, ni mucho menos en su discurso. No podía creer en una iglesia que fomenta el odio hacia otras religiones, que fomenta la explotación, la pobreza, que se aprovecha de la ignorancia y de la fe de un pueblo. Que siempre ha sido benefactora de imperios y gobiernos autoritarios.

Fue así como me libere. Adiós a la culpa, al pecado original, a rezar por mis faltas y pedir por mi alma. Por poco quemo mi biblia, pero decidí conservarla por cuestiones de morbo y también de burla. De quemarla se encargo mi madre ¡es verdad! Un día llegamos y como la estufa ya estaba muy vieja necesitaba de cerillos y un pedazo de papel para alcanzar y encender el piloto, cuando se le termino el papel uso ese gran libro de pastas negras. ¡woooow! ¡Una imagen celestial!
Pero una cosa es que lo pienses y otra muy diferente a que lo divulgues. ¡No! Esas cosa son delicadas y personas vulnerables pueden salir muy lastimadas. Además a los once años puede ser terrible, los otros que ya no son tan niños pueden ser muy peligrosos.

Hasta que estuve en la secundaria hice pública mis creencias. Fue en clase de Orientación Educativa, el maestro me caía muy, muy bien y yo a él. Nos pedía tareas poco usuales, como hacer un diario ( Fui la única que lo hizo, raro ¿no?), hacer cuentos, inventar historias, un día nos paso a cantar una canción, en otra ocasión nos pidió que expusiéramos del tema que quisiéramos y yo lo hice sobre el conflicto en Chiapas y el EZLN. Si de por si era tachada como rara por vestirme de otra forma, de escuchar a los Porno for pyros a Depeche Mode o a The clash y encima de todo hablar de un hecho que la mayoría de mis compañeritos ignoraba por completo. Uff! Era una freak. Ni yo misma me soportaba ¿Por qué no podía ser como las demás chicas? ¿Por qué tenía que cuestionarlo todo? Un día mi maestro Antonio, nos pidió que escribiéramos el nombre de las tres personas más importantes en nuestra vida. Cuando terminamos quiso que pasáramos a escribirlo al pizarrón. Una amiga mía tomo la iniciativa y en primer lugar escribo Dios. De ahí se desato una serie de alabanzas que a mi juicio no tenían sentido en una escuela pública cuando se supone que la educación es laica. Cuando el maestro oyó mis argumentos y noto mi molestia me pregunto ahí frente a todo el grupo ¿tú no crees en Dios? Fue como si el tiempo se detuviera, sentí la mirada de todos esperando mi respuesta, sus ojos llenos de curiosidad y ansiosos. Sentí un poco de miedo de decir la verdad, sabía que mi respuesta daría todo tipo de críticas, pero también supe que no podía dejar de ser yo solo para simpatizar a los demás. Respire y dije NO –depende de qué DIOS estamos hablando, ¿qué le voy a creer?- Se hizo un silencio en el salón y todos mis compañeros no dejaban de verme, solo el maestro pudo terminar con ese instante con un –pues yo sí creo- Con ganas de decirle “pues provecho”. Ya no me dijo nada solo continuo con su clase y yo tome asiento.

No es que ahora siga considerándome una atea y vaya contra toda norma devota. Sencillamente creo en mí, en la humanidad y en sus actos. No soy religiosa pero si me considero una persona espiritual, en busca de Mi paz interior.

"No es evidente que Dios exista" eso lo dijo Santo Tomas de Aquino. Bendito sea.


“No puedo imaginarme a un Dios que premia y castiga a los objetos de su creación, cuyos propósitos han sido modelados bajo el suyo propio; un Dios –para acabar pronto- que no es más que el reflejo de la debilidad humana. Tampoco creo que el individuo sobreviva a la muerte de su cuerpo: esos pensamientos no son más que pensamientos miedo o egoísmo de lo más ridículo”
Albert Einstein

"Si Cristo volviera sería todo menos cristiano"
Mark Twain

"Dejemos el paraíso a los Ángeles y a los tontos"
Heine