viernes, 22 de abril de 2011

22 de abril de 2011

Hacía tanto que no me sentía sola, -sola- en un sentido meramente espiritual. Con un gran desanimo, cabizbaja, triste, sensible hasta las lágrimas y encima de todo un malestar estomacal que me jode y jode. No he podido quitarme la cara de amargura que desde la mañana me acompaña.

¿La preocupación, la incertidumbre, las miles de dudas y la ausencia son las que me tienen así? ¿O es el síndrome pre-menstrual? ¿Son las hormonas las que me hacen desconfiar? ¿De sentir que esto se acabara en cuanto encuentre alguien mejor que yo, alguien con quien pueda trabajar a la par? Esa frase retumba en mi cabeza, fue una de las razones que me dio para alejarse de mí. Este tiempo sin hablar, sin comunicación, sin vernos, sin contacto, nada que compartir, sin saber lo que le acontece al otro, ni idea de lo que le preocupa, sin el apoyo físico o moral ¿no es para pensar que quizá nos estamos engañando, sólo por no dejar pasar, que ese no es mi lugar? Precisamente ese es mi sentir .

Pensar que él también está lleno de dudas y que cada decisión tomada fue más por soledad que por certeza y/o seguridad, que sólo lo hizo por un impulso visceral, incluso sexual. ¿Es normal que sienta que no puedo confiar en él y reflexionar sobre que en un caso de emergencia no puedo apoyarme en él? ¿Que no puedo levantar la bocina para llamarlo y recibir palabras de ánimo? A veces tan ausente, tan lejano, tan ensimismado y perdido en lo suyo ¿y yo? Pues igual, tal para cual.

Quisiera creer que son las hormonas, que exagero, que es miedo al compromiso, que es natural tener dudas, que se trata de una decisión importante y por ello me siento así, que todo este mal día se debe a que mi inflamación me hace ver como embarazada de cinco meses y no de tres como me lo hizo notar mi madre, olfateo como un sabueso y no hay rastro, no las hallo.