jueves, 5 de marzo de 2009

Necesito un estomago nuevo



Digamos que si no es el amor es el dinero, sino es el dinero es el trabajo, sino es trabajo es depresión crónica y si no es la depresión es mi salud.


Desde niña he padecido y no es que ahora me haga la victima porque en realidad siempre me he considerado una mujer fuerte con un cuerpo dinámico, pero salí defectuosa, primero mi miopía, luego mi pie plano, después mi dentadura pequeña por lo cual necesite ortodoncia preventiva, entonces, es de imaginarse que con anteojos, brackets y zapatos ortopédicos parecía un Frankenstein nerd. Aunque eso no fue lo único, desde muy niña sufrí de cólicos y dolores de estómago los cuales iban y venían. Hubo una época en que desaparecieron y regresaron cuando ingrese al CCH; el cambio de horario, la distancia y mi actitud melindrosa para con la comida fuera de la casa hicieron que en menos de seis meses me diagnosticaran gastritis. Como buena adolescente ignore algunas recomendaciones medicas como comer a mis horas y evitar irritantes como el alcohol, indicaciones que omití por completo. Hice justo lo contrario, ni loca comía las garnachas fuera de la escuela pero eso sí, me largaba a las cantinas de los Remedios. Entre a un circulo vicioso de “no como porque es basura-me duele pero si como me duele más-entonces mejor no como, da igual de todas formas me va a doler” Con esa lógica llegue a pesar 45 kilos. Tenía 17 años y era un palo.


Aprendí a comer gracias a un novio. Por él se alivio mi estomago y me daba tiempo para disfrutar de la comida. También gane peso y mi salud mejoro considerablemente. Pero vivir en una ciudad como esta, tener horarios diferidos, ser una mujer que muchas veces piensa con las entrañas, que soy más de las veces visceral y encima de todo sufro episodios de ansiedad y depresión el cuadro hasta para quien no es medico es claro: Colitis nerviosa
Ayer explote, me doble, me quebré ya no pude más. Y hoy estoy en el círculo otra vez, con otra dinámica pero círculo finalmente. Inflamada, nerviosa, molesta pero sobretodo deprimida y enojada con mi cuerpo, muy enojada.

Si tan solo todas las bacterias, virus o encimas fueran tna graciosas como estas...



Pero siempre nos queda No Quarter de Led Zeppelin. ¡Mierda! ¡Qué gran canción!